El espectro no se reduce a su parte visible, sino que se prolonga a uno y otro lado, abarcando todas las frecuencias contenidas en el rayo incidente que no hayan sido absorbidas por el aparato dispersivo o por el medio en que se propaga el rayo.
"Todo lo del hombre natural está,
por fisiología y anatomía, confinado a esa reducidísima
franja de colores —una octavilla de vibraciones— o a franjas equivalentes
de sonidos, presiones, temperaturas. En tales franjas la mente natural
vive; y de ellas saca, abstrae, sus conceptos.
Mas la mente, por transnatural,
por transfinita, se ha evadido de tal encerrona, de tal finitud; y ha construido
ya un piano de treinta octavas representadas —y de veinte más no
representadas— en que puede tocar todas las teorías físico-matemáticas
del Universo."