"Parece que sea la ceguera inicial
la que determina la existencia de los ojos, el que haya tenido que abrirse
un órgano destinado a la visión, tan consustancial con la
vida, como la vida lo es de la luz. Y los ojos no son bastantes numerosos,
y al par, carecen de unidad. Y ellos por muchos que fueran no darían
tampoco al ser viviente la visión de sí mismo, aunque sólo
fuese como cuerpo. El que mira es por lo pronto un ciego que no puede verse
a sí mismo."
M. Zambrano.
Claros del bosque. Ed.Seix Barral, Barcelona, pág.117.
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