LECTURA
"Desocupado lector: sin juramento
me podrás creer que quisiera que este libro, como hijo del entendimiento,
fuera el más hermoso, el más gallardo y el más discreto
que pudiera imaginarse. Pero no he podido yo contravenir la orden de la
naturaleza, que en ella cada cosa engendra su semejante. Y así ¿que
podría engendrar el esteril y mal cultivado ingenio mio, sino la
historia de un hijo seco, avellanado, antojadizo y lleno de pensamientos
varios y nunca imaginados de otro alguno: bien como quien se engendró
en una cárcel, donde toda incomodidad tiene su asiento, y donde
todo triste ruido hace su habitación? (...)Pero yo, que aunque parezco
padre soy padrastro de Don Quijote, no quiero irme con la corriente del
uso, ni suplicarte casi con lágrimas en los ojos, como otros hacen,
lector carísimo, que perdones o disimules las faltas que en este
libro vieres, pues ni eres su pariente ni su amigo, y tienes tu alma en
tu cuerpo y tu libre albedrío como el más pintado, y estás
en tu casa donde eres señor de ella, como el rey de sus alcabalas,
y sabes lo que comunmente se dice, que debajo de mi manto el rey mato.
Todo lo cual te exenta y hace libre de todo respeto y obligación,
y así puedes decir de la historia todo aquello que te pareciere,
sin temor que te calumnien por el mal, ni te premien por el bien que dijeres
de ella."
M. Cervantes.
Don Quijote de la Mancha. Ed. Rueda, Madrid, 1994, p. 11.